Con la asombrosa cantidad de 14.400 millones de dispositivos, hay casi dos dispositivos IoT por cada persona en la Tierra. El crecimiento ha sido fenomenal: de menos de mil millones en 2010 a pronósticos de 24 mil millones de dispositivos IoT, todos entretejidos en la estructura de nuestra civilización para 2050. Estas pequeñas máquinas que recopilan, monitorean y procesan datos en silencio pronto superarán en número a las personas por un par mayor grado de lo que ya lo hace. Ya sabemos que muchas posibilidades se encuentran en estas redes de dispositivos IoT, donde los objetos que muchos de nosotros damos por sentado diariamente se transforman en puntos de datos. Las ciudades inteligentes hacen que la vida de los ciudadanos sea más segura y cómoda, mejorando áreas como la gestión de la infraestructura, desde el tráfico hasta las inundaciones y los sistemas meteorológicos de alerta temprana. Más allá de los casos de uso específicos, las redes inteligentes tienen potencial en todas las industrias, con casos de uso en minería y metales, aviación, salud, agricultura y logística. Todas estas aplicaciones pueden cosechar las recompensas de la evolución del sistema IoT. La conectividad global 5G es clave, ya que puede proporcionar el ancho de banda de alta potencia para hacer que estas vastas redes de dispositivos sean aún más capaces. Con una conectividad más rápida y completa, las tecnologías de IoT experimentarán una mayor confiabilidad y seguridad, mientras que la incorporación e integración de dispositivos debería volverse más simple y rápida. Pero todos estos beneficios plantean nuevos desafíos en torno a la complejidad. Si bien 5G debe verse como un habilitador, los sectores de tecnología e ingeniería deben cumplir con el poder de conectividad a gran escala de 5G de una manera considerada y estratégica para desarrollar todo su potencial, al tiempo que maximizan el valor y la seguridad.
Hay tres obstáculos principales de complejidad por delante que las industrias deberán superar para aprovechar un mundo de IoT conectado a 5G: administración, salud y seguridad, y compatibilidad. A medida que los casos de uso se vuelvan más avanzados, eficientes e inmersivos en esta próxima era de IoT, estos problemas serán cada vez más apremiantes. El primero es la gestión. A medida que se desarrollan las capacidades tecnológicas, también lo hacen los desafíos de gestión. Depende de la industria, incluidos los proveedores, los fabricantes de dispositivos, los proveedores de infraestructura y los operadores de red, garantizar que los dispositivos con tecnología 5G más nuevos funcionen correctamente con redes basadas en Ethernet alámbricas e inalámbricas. Para administrar esta maraña convergente de conectividad, las empresas deben tener vistas unificadas de sus redes que sirvan como base para operaciones informadas. Al igual que el mundo de los desarrolladores, las plataformas informáticas en la nube y de borde son la opción natural para simplificar esta integración. Se han logrado grandes avances en las plataformas de orquestación para la administración y el mantenimiento de redes IoT, especialmente con capacidades avanzadas que automatizan la administración de dispositivos y aplicaciones. La clave para las empresas será implementar estas capacidades avanzadas en su integración de IoT. En segundo lugar está la salud y la seguridad. A medida que estos dispositivos IoT proliferan exponencialmente en todo el planeta, cada una de estas máquinas requerirá un monitoreo continuo de la funcionalidad, la salud y la seguridad; de poco sirve generar o procesar datos de IoT si resultan ser inexactos. Entonces, es esencial que las empresas puedan garantizar que solo los dispositivos IoT correctos estén en sus redes. A medida que crece la cantidad de dispositivos, esto se convertirá en una tarea cada vez más compleja. En los primeros días de las redes IoT, las botnets secuestraban dispositivos como cámaras IP y enrutadores domésticos. Ejemplificó el inmenso peligro de los dispositivos conectados desprotegidos o protegidos por contraseña predeterminada. Mientras tanto, siguen existiendo otros riesgos. Considere que algunos motores de búsqueda muestran todos los dispositivos que están abiertos a Internet, incluidos los puertos que tienen abiertos. Solo se necesita un punto débil para comprometer estos sistemas, lo que hace que el monitoreo continuo y un enfoque inteligente para la administración de acceso sean más cruciales para mantener la seguridad de las redes corporativas. La automatización es necesaria para administrar dispositivos a esta escala. Afortunadamente, las suites de software diseñadas para identificar y actuar en caso de fallas o predecir problemas del sistema antes de que se desconecten ya están disponibles. En el futuro, los sistemas de operaciones cognitivas aprovecharán los modelos de datos que abstraen la funcionalidad y el estado del dispositivo para que puedan identificar y corregir problemas de inmediato. El tercer desafío es la compatibilidad. Las organizaciones deberán implementar dispositivos y redes IoT con la confianza de que están preparados para el futuro. Por ejemplo, imagine un dispositivo de seguridad que se base en el monitoreo de posibles fallas en la maquinaria de la fábrica. Si las especificaciones de la maquinaria cambian, debe ser posible configurar el dispositivo para reconocer este nuevo cambio; de lo contrario, la funcionalidad del dispositivo se volverá inútil. Esto invita al riesgo comercial al introducir la obsolescencia en las redes y obliga a la organización a realizar costosos ejercicios de actualización.
Para abordar estos problemas de compatibilidad, las organizaciones deben mantener su mantenimiento actualizado y asegurarse de tener las capacidades para operar a escala. Las organizaciones que decidan comenzar esta integración deben considerar el uso de sistemas de integración continua y desarrollo continuo automatizados que puedan probar la interoperabilidad de los dispositivos de manera continua y verificar que estén ejecutando un sistema construido con firmware actualizado. Los integradores de sistemas juegan un papel vital para garantizar que los dispositivos permanezcan actualizados. Debido a que múltiples partes interesadas a menudo usan redes IoT, los integradores de sistemas también deben impulsar la estandarización y la interoperabilidad. La clave para lograr esto es el software de código abierto para que ninguna organización esté bloqueada o bloqueada. Adelantarse a estas consideraciones hoy permitirá que las empresas de IoT prosperen mañana y aprovechen un mundo conectado y las posibilidades que brinda, sin temor a comprometerse.
Sobre el Autor
Ben Pietrabella es EVP, director general de comunicaciones y medios, América en Capgemini Engineering. Antes de su puesto actual, Pietrabella dirigió la Red Avanzada y la Línea de Servicios Globales de IoT de Altran. Es un líder mundial en tecnología con más de 30 años de experiencia impulsando el éxito en aplicaciones empresariales complejas y productos de telecomunicaciones. Tiene conocimientos y experiencia significativos en arquitectura empresarial, gestión de productos, desarrollo de productos y servicios de integración para productos de aplicaciones empresariales multiverticales, así como productos de software de telecomunicaciones de nivel de operador.
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